El capitán Nathan Algren es un hombre a la deriva. Las batallas que libró en otro tiempo parecen ahora lejanas e inútiles. Una vez arriesgó su vida por el honor y por la patria - en Antietam (Maryland) y Gettysburg (Virginia) - pero en los años transcurridos desde la Guerra de Secesión estadounidense, el mundo ha cambiado. El pragmatismo ha reemplazado al valor, el interés personal ha ocupado el lugar del sacrificio y el honor no se encuentra por ninguna parte - especialmente en el Oeste, donde su papel en las campañas contra los indios acabó en desilusión y tristeza.